Con más de 100 países en su red y 200 millones de euros en ingresos, VEJA demuestra que el lujo también puede ser consciente.
En un rincón de Medellín, bajo la luz suave de Krem Store, un par de zapatillas blancas con la icónica “V” roja descansa sobre una mesa de lino. No se exhiben como un producto más, sino como una idea encarnada. Detrás de ese diseño minimalista hay una historia de cambio: la de VEJA, la marca de sneakers franco-brasileña que ha decidido no seguir las reglas de la industria, sino reinventarlas. Y ahora, su propuesta aterriza en Colombia con una pregunta provocadora: ¿puede la moda cambiar el mundo?
La revolución silenciosa de VEJA
VEJA fue fundada en 2005 por los franceses François Morillion y Sébastien Kopp, quienes venían del mundo empresarial pero buscaban otra manera de hacer las cosas. En lugar de invertir en publicidad o producción masiva, apostaron por un modelo radical: pagar precios justos por materias primas orgánicas y sostenibles, eliminar intermediarios, y diseñar productos que duraran en el tiempo.
Hoy, la marca opera en más de 100 países y factura más de 200 millones de euros al año sin haber invertido un solo euro en publicidad. ¿El secreto? “La sostenibilidad no es cara si eliminas lo superfluo”, dice Morillion. Mientras otras marcas gastan fortunas en campañas y colecciones efímeras, VEJA destina el 70% de sus recursos a pagar hasta cuatro veces el valor de mercado por insumos como caucho silvestre de la Amazonía o algodón sin pesticidas cultivado en Perú y Brasil.

Cada año, compran más de 120 toneladas de PET reciclado (equivalente a 6 millones de botellas), a través de cooperativas —la mitad lideradas por mujeres— y rastrean cada material hasta su origen. Así, cada par de zapatillas se convierte en una pieza ética, trazable y con propósito.
Colombia en el radar: por qué VEJA apuesta por el talento local
La llegada de VEJA a Colombia no es una simple expansión comercial. Es una declaración de intenciones. En junio de 2024, la marca incluyó al país dentro de su plan de crecimiento en América Latina, con presencia en 14 nuevos mercados y más de 300 puntos de venta regionales. Pero lo importante va más allá de los números.
En mayo de 2025, François Morillion participó como invitado especial en el festival Actuar por lo Vivo, uno de los encuentros de sostenibilidad más importantes del mundo. Allí, entre conferencias y mesas redondas, compartió con diseñadores, estudiantes, coleccionistas de sneakers y emprendedores locales. No vino a hablar de cifras, sino a escuchar historias, detectar oportunidades de colaboración y sembrar ideas.
“Colombia tiene el potencial de convertirse en un centro de innovación regenerativa”, afirmó. “Estamos explorando alianzas con cooperativas de algodón agroecológico y proyectos de reciclaje de PET. La respuesta ha sido inspiradora”.
Aunque VEJA aún no trabaja con materias primas colombianas, su interés es claro: construir relaciones a largo plazo con comunidades locales que compartan su visión ética y regenerativa.
Diseño atemporal, impacto duradero
Lo primero que llama la atención de un par de VEJA es su estética limpia, moderna y sin artificios. Y no es casualidad. Morillion lo resume así: “El diseño atemporal es nuestra revolución silenciosa. No seguimos tendencias; creemos en piezas que duren décadas, no temporadas”.
Este enfoque ha conectado con celebridades como Emma Watson, Meghan Markle, Emily Ratajkowski o Rosalía, y con una nueva generación de consumidores que busca productos bellos, funcionales y alineados con sus valores.
Pero el verdadero valor de VEJA está en lo que no se ve. En el caucho que recolectan 2,800 familias de la Amazonía, en el algodón orgánico que crece sin agrotóxicos, en los procesos de ensamblaje que respetan la dignidad laboral. En cada etapa de la cadena, hay una decisión consciente que desafía la lógica de producción acelerada y desechable.
‘No queremos ser una marca más en el mercado’, insiste Morillion. ‘Queremos demostrar que es posible tener éxito priorizando el bien común por encima del beneficio a corto plazo. Elegir VEJA no es solo una decisión de estilo, es un acto político’.

Hacia un nuevo paradigma de lujo consciente
La moda, durante décadas, ha sido sinónimo de exclusividad, de estatus, de consumo sin límites. Pero VEJA está ayudando a resignificar el concepto de lujo. Para esta marca, el verdadero lujo es saber de dónde vienen las cosas, cómo se hicieron y a quién beneficiaron en el camino. Es apostar por la calidad, la durabilidad y la justicia social.
En Colombia, donde la moda también se ha convertido en un vehículo de transformación social, esta filosofía encuentra un terreno fértil. Desde colectivos textiles que trabajan con saberes ancestrales, hasta cooperativas que lideran procesos de reciclaje en zonas urbanas, el país está lleno de iniciativas que podrían integrarse a este nuevo ecosistema global.
Para VEJA, el futuro pasa por allí: por alianzas genuinas, por la innovación con propósito, por materiales que surgen del desperdicio y se convierten en diseño. De hecho, para 2025 la marca planea incorporar un 30% de nuevos insumos provenientes de residuos agrícolas.
Mientras otros debaten cómo hacer la transición hacia una industria más limpia, VEJA ya la está haciendo. Sin discursos grandilocuentes. Sin greenwashing. Paso a paso, par a par, con un mensaje poderoso: la moda puede ser un vehículo de cambio si se pone al servicio de las personas y del planeta.