Después de una ronda de fashion weeks y ad portas de entrar a Milán y París en sus colecciones womenswear, confirmo que estas tres palabras — autenticidad, raíz y cultura— deben ser fundamentales en el discurso de cualquier marca con visión.
Entre las presentaciones más refrescantes e inspiradoras destaca la del gran Willy Chavarría con su gestión centrada en la importancia de la identidad. Hoy más
que nunca, aferrarse a las propias raíces constituye una herramienta vital para crear algo distinto, que trascienda el ‘ruido’ y genere una verdadera sustancia.
Un claro ejemplo —para amores y odios— es el lanzamiento del último álbum de ‘El Conejo Malo’: Debí tirar más fotos. Confieso que yo misma, a la hora de escuchar a Bad Bunny, oscilo entre la fascinación y la aversión total: adoro algunos de sus temas y rechazo otros. Sin embargo, desde la mirada de la moda, resulta fascinante cómo el artista puertorriqueño emplea su bagaje cultural a su favor mediante una
estrategia deslumbrante.

El concepto detrás de la portada y las sillas plásticas — un símbolo que representa la informalidad y el disfrute festivo latinoamericano, pues no existe celebración en
nuestra región sin estas icónicas sillas— revela una profunda conexión con sus orígenes. La investigación de ritmos locales que resuenan con la esencia latina y
puertorriqueña convierte todo el álbum en un ensayo y un homenaje a sus raíces.
Precisamente ahí reside esa conexión genuina y, desde mi perspectiva, determina el
verdadero éxito. Lo que más me cautiva del mundo de la moda es justamente la autenticidad: ahí donde habita el alma de las cosas, donde se manifiesta la magia, porque cuando la creación surge desde lo auténtico, jamás caduca. Reflexionando en retrospectiva, las marcas que más admiro, los líderes que más me inspiran y las
personalidades que capturan mi atención comparten ese denominador común.

Incluso cuando alguna propuesta estética no resuena conmigo o escapa a mi comprensión, su autenticidad me atrae irremediablemente y me mantiene completamente enganchada, convirtiéndome en parte leal de sus comunidades.
Para construir narrativas de marca sólidas, urge centrarnos en la integridad de esa ‘alma de marca’: raíz, autenticidad y cultura. Esta es la fórmula esencial para
sobrevivir al paso del tiempo.
Mucho amor y sabrosura pura,
Su latingal, Beli.
Por: Ana Beliza