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White Lotus a la colombiana

White Lotus a la colombiana


No hay duda de que cada entrega de The White Lotus, la aclamada serie de HBO, se ha convertido en el zeitgeist del momento. De manera casi religiosa nos sentamos a esperar un nuevo capítulo donde cada historia nos conduce gradualmente hacia el revolucionario desenlace que, como de costumbre, está acompañado de humor, caos y el final countdown que culmina con la muerte de alguno de los personajes principales, cerrando así la temporada.


El programa ha captado la atención mundial, pero en mi caso, llevo días preguntándome quién está detrás de los aclamados estilismos de la serie y de dónde proviene la conexión con las marcas colombianas. Con profunda emoción viví cada domingo cada capítulo, descubriendo con una sonrisa la cantidad de talento local involucrado, especialmente en la tercera temporada, filmada en Tailandia. A mis ojos, Colombia siempre ha sido la potencia de moda en Latinoamérica por su excelencia en calidad e infraestructura que sustentan estos fashion names.

Nuestro país cuenta actualmente con varios nombres de talla mundial dentro de la industria, creativos al frente de empresas que pueden entregarte las piezas deseadas en el lugar donde se necesiten de forma integral, respondiendo a la demanda con dinamismo y eficiencia. La primera vez que vi una prenda colombiana en The White Lotus fue durante la segunda temporada, en Taormina, cuando la actriz Aubrey Plaza lució un vestido de baño de dos piezas de la marca Saudade
Voce.

Fue un momento breve, pero significativo para la industria local. En la tercera temporada, durante su visita al White Lotus Resort de Tailandia, la marca Waimari apareció tres veces, mientras que Agua by Agua Bendita lo hizo en una ocasión. Asimismo, Carrie Coon, durante su caótico escape de sus “aventuras rusas”, vestía una camiseta que mostraba claramente la palabra “COLOMBIA”, que presumo pertenece a Johanna Ortiz, aunque no puedo afirmarlo con certeza.

Retrato Ana Beliza
Una semana después de finalizar la serie, visité Cartagena de Indias, específicamente el centro histórico, donde disfruto recorrer mis lugares favoritos.

Me enorgullece pensar que a nivel global ya existe un imaginario colectivo donde Colombia es referente en resort-wear, proporcionando calidad, diseño, innovación y frescura a través de numerosas marcas locales que definen la esencia de vivir en el trópico durante todo el año. Sin embargo, me intriga cómo la stylist de la serie descubre estas marcas locales y cuál es su relación con ellas: ¿cómo nos encontró?, ¿dónde escuchó de nosotros por primera vez?, ¿desde cuándo conserva estas
piezas en la reserva del sumario para sorprendernos con el talento local
en cada episodio?

Una semana después de finalizar la serie, visité Cartagena de Indias, específicamente el centro histórico, donde disfruto recorrer mis lugares favoritos. Amo tocar las piezas que captan mi atención, imaginar brevemente cómo sería mi vida con ellas y volver a la realidad para continuar mi camino. En una de esas caminatas, me encontré frente a la tienda relativamente nueva de Waimari —abierta desde el año pasado, siendo una reciente adición a la plaza Santo Domingo—.

Emocionada, entré arrastrando a mi marido, explicándole que necesitaba hacer una
breve investigación. Examiné con rapidez el lugar y busqué alguna de las piezas que habían aparecido en la serie en cada uno de los racks; pero, como era de esperar, estaban agotadas. Conversé con una de las propietarias y el personal de la tienda,
preguntándoles sobre el impacto de la serie en las ventas. Me contestaron entusiasmadas que la firma había lanzado un concurso en redes sociales donde debías identificar qué pieza de Waimari aparecí en cada capítulo y, a cambio, la marca ofrecía un descuento para compras online.

El resultado fue una sobrecarga de la página web y una demanda desbordante de las prendas, agotando el inventario y generando órdenes de preventa para satisfacer a todas las clientas que anhelaban el top de flores que lució Leslie Bibb. Para mi sorpresa, no fue solo el top de flores, sino también el set azul de lentejuelas plateadas y el vestido rojo con pespuntes fucsias que aparece brevemente en el último capítulo.

Además del conjunto de Agua by Agua Bendita que usa Charlotte Le Bon y que, con profunda emoción, puedo decir que poseo desde antes del estreno de la tercera temporada, así como la camiseta con cuello redondo que deja leer en la parte del pecho “Colombia”. Una temporada que contó con la participación de tres diseñadores colombianos y una serie donde por segunda vez consecutiva se tiene en cuenta el talento local.

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Si antes me dejaba seducir por la narrativa de Mike White para transportarnos a estos lugares paradisíacos desde la perspectiva de un local, captando los pequeños detalles y la magia entre líneas, ahora siento una profunda curiosidad y admiración por cómo se construyen estos personajes y sus narrativas visuales. Próximamente, se inaugurará el Four Seasons de Cartagena, una nueva posible locación para The White Lotus que me haría soñar con ver nuestras delicias de la moda local a través de la mirada de un grande.

¡Un sueño que no veo tan lejano, si les soy sincera! Por ahora, esperaré con entusiasmo los detalles de la siguiente entrega de esta saga que ha comprendido que en la narrativa reside la magia, y no existe un lugar más mágico que Colombia.

¡Mucho amor y sabrosura pura, su Latingal, Beli!


Por: Ana Beliza.


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