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Suelo Pélvico: El poder invisible que toda mujer debe conocer

Suelo Pélvico: El poder invisible que toda mujer debe conocer

Cómo fortalecer el suelo pélvico paso a paso

¿Quién dijo que el suelo pélvico es solo cosa de madurez o de mujeres embarazadas? En realidad, este cinturón de seguridad muscular que sostiene tu vejiga, intestinos y útero merece el spotlight desde la juventud. Porque, spoiler alert: correr, cargar peso, malas posturas o tirarte sin cuidado en el sofá pueden pasarte factura antes de lo que imaginas. Aquí, el manual para entenderlo, fortalecerlo y mimarlo con elegancia y ciencia.

¿Qué es exactamente el suelo pélvico y por qué importa?

Imagina un trampolín muscular que sostiene todo tu centro vital: eso es el suelo pélvico. No solo es la base de tu bienestar físico, sino también emocional. Su fuerza y tono condicionan desde tu control urinario hasta la calidad de tu vida sexual. No es solo un tema de edad ni de partos; es un músculo que pide atención diaria para evitar futuros problemas.

¿Cómo identificar los músculos que debes entrenar?

Antes de ponerte manos a la obra, necesitas saber dónde están y cómo activarlos. Un truco: intenta detener el flujo de la orina o aguantar un gas. Los músculos que contraes en ese instante son los protagonistas de esta historia. ¡Súper importate! No abuses de esta práctica mientras orinas, solo úsala para encontrar el músculo.

¿Qué ejercicios son tus mejores aliados para fortalecerlo?

  • Así los Kegel: Contrae los músculos del suelo pélvico (como si quisieras detener el pipí), mantén de 3 a 5 segundos, relaja y repite. Haz 10-15 repeticiones, varias veces al día.
  • Así la respiración diafragmática: Inhala profundo inflando el abdomen, exhala activando el core. Repite con control. Es más efectivo de lo que parece.
  • Así el puente (elevación de pelvis): Túmbate boca arriba, flexiona las piernas y eleva la pelvis contrayendo glúteos y suelo pélvico. Mantén unos segundos y baja lentamente. Haz 10 repeticiones.
  • Así la sentadilla profunda: Pies abiertos al ancho de caderas, espalda recta, baja lentamente y sube activando el suelo pélvico. Hazlo con intención y sin prisa.
  • Así las posturas de yoga: Plank, Diosa, Puente. Posturas que tonifican el core y activan la musculatura profunda. Respira, sostén y conecta.
  • Así el Pilates consciente: Ejercicios de core controlado, respiración y precisión. Activa abdomen y suelo pélvico a la vez. La clave: técnica antes que velocidad.

¿Por qué la hidratación y la dieta importan?

Beber suficiente agua mantiene tu cuerpo en equilibrio y ayuda a evitar el estreñimiento, que pone mucha presión sobre el suelo pélvico. Una dieta rica en fibra es tu mejor amiga para evitar esa molestia silenciosa que desgasta tus músculos.

¿Café, alcohol y el suelo pélvico?

Un consumo excesivo de cafeína y alcohol puede irritar la vejiga, lo que no ayuda para nada cuando quieres cuidar esa zona. Modérate, porque la salud empieza por pequeños detalles.

¿Cuándo deberías buscar ayuda profesional?

Si notas pérdidas, molestias o dolor, o si simplemente quieres una rutina personalizada, acudir a un fisioterapeuta especializado es la clave. Evita ejercicios de alto impacto mientras fortaleces tu base, y recuerda: la constancia y el cuidado son tu mejor inversión.

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¿Y qué pasa con esas malas posturas o la forma de sentarse en el sofá?

Aunque parezca inofensivo, tirarse malamente o estar horas encorvada frente al ordenador también afecta la tonicidad de tu suelo pélvico. Corrige tu postura y muévete con intención. Es un acto de amor propio que tu cuerpo agradecerá.

Fortalecer el suelo pélvico es mucho más que un ejercicio físico, es un acto diario de cuidado integral. No esperes a que el cinturón de seguridad dé señales de alarma. Empieza hoy, con pequeños gestos que harán una gran diferencia mañana.


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