Además de trabajar con el fallecido papa Francisco, Filippo Sorcinelli estuvo al frente de varios de los diseños que usó Benedicto XVI.
Esta semana el Vaticano ha sido uno de los temas principales de conversación del panorama internacional. El fallecimiento del papa Francisco, durante la mañana del Lunes de Pascua, ha sido la razón.
Con su deceso, varios son los diálogos que inundan internet, desde especulaciones acerca del nombre del sucesor del argentino, hasta preguntas técnicas sobre lo que sigue para la iglesia con la partida de Jorge Mario Bergoglio. Dentro de la extensa cantidad de cuestionamientos que rondan al tema, ha salido a relucir el nombre de Filippo Sorcinelli, gracias a su halagada labor estética sobre el sumo pontífice.
Aunque es bien conocido por su marca de perfumes, y a pesar de que Francisco llevó siempre consigo la bandera de la sencillez, Sorcinelli se encargó de vestir al papa. Su trabajo con el representante de Dios en la tierra fue vestirlo durante los 13 años que estuvo al mando del Vaticano, respetando sus constantes solicitudes de estar lo más lejos de lujo y del derroche. Sorcinelli, quien también vistió a Benedicto XVI durante los ocho años de su papado, llegó a la Santa Sede para confeccionar varias de las piezas litúrgicas que usó el primer papa latinoamericano.
Dentro de las prendas que construyó estuvieron las de la misa de inauguración del pontificado del nacido en Buenos Aires, en 2013; y casullas como la que usó el santo padre en la misa en L’Aquila, en agosto de 2022.

¿Quién es Filippo Sorcinelli?
Nació en 1975, en Mondolfo, Italia. Estudió el Instituto de Arte de Fano, en su país de origen, y se graduó como Maestro de arte. En 2001 creó Lavs, una compañía dedicada a crear vestimentas sagradas, y otros elementos relacionados con la estética de la sagrada liturgia. Gracias a su proyecto fue que terminó trabajando con el Vaticano, y vistiendo a Francisco y a Benedicto XVI.
En 2013 creó UNUM, una casa de perfumes también relacionada con su pasión por el panorama religioso. A través de sus fragancias, el diseñador pretende crear una conexión con el mundo espiritual y con Dios. De acuerdo con lo que él ha mencionado, creció muy cerca a la iglesia, por lo que su fascinación por ella fue casi inmediata y poderosa.

‘El arte no puede ignorar sus propios orígenes. El arte surge de nuestro interior, donde residen secretos, pulsiones y deseos, donde se estratifican nuestras ansiedades y miedos, conectados con el sufrimiento. Todos estos factores forman nuestra alma, ese don especial e inalcanzable: el Espíritu. Esto es el Arte: buscar la belleza en todas partes, moldear el Espíritu, hacerlo accesible, dibujar su contorno, figurativo o abstracto’, mencionó en una entrevista con Tone Glow.
Las mil caras de Filippo Sorcinelli
Además de ser diseñador, Filippo es artista y músico. Toca el órgano, instrumento característico de las iglesias. El proyecto profesional de Filippo, según él mismo ha mencionado, es un concepto de ‘estilo de vida que abarca diferentes aspectos del mundo contemporáneo a través de formas y materiales inusuales’. En otras palabras, destaca, es ‘un viaje de la espiritualidad y la armonía, en la búsqueda constante y audaz de la belleza’.
‘Empecé con la música. Fue mi primera fuente de inspiración. Hoy puedo decir que el órgano siempre ha sido parte de mí. Fue un encuentro deslumbrante desde mi infancia. Su sonido es indispensable. El órgano es parte de mí, incluso en silencio. Me nutro de él como si fuera la semilla de todo arte y toda ciencia, percibiendo, fácilmente, su misterio y ser inagotable’, se lee en su página web.