Con su siempre carismática y humilde personalidad, El Niño de Medellín llega a las páginas de Marie Claire para compartir su nueva faceta marcada por la paternidad. A corazón abierto, J Balvin nos habla de las lecciones que le han dejado su familia de sangre, su pareja, Valentina Ferrer, y su hijo, el pequeño Río, recordándonos que el crecimiento personal es un proceso continuo y no un destino final.
Ante ustedes, un hombre que va deconstruyéndose al romper la engañosa imagen de la celebridad perfecta, viviendo su vida igual de perfecta; que como cualquiera de nosotros, lucha día a día con sus demonios e inseguridades, y que no ha tenido miedo de hacerlo frente a su público.
A la fecha, no hay persona en el mundo que no sepa quién es J Balvin, el artista internacional que nos ha puesto a cantar y perrear desde aquel éxito, 6AM, en 2013. Pero de igual forma, a través de su viaje de autodescubrimiento y sanación, nos ha abierto la puerta para conocer en profundidad a Jose Álvaro Osorio Balvin, el lado más personal detrás del alias.
J Balvin y Jose: uno mismo
Aunque para él, entre J Balvin y Jose no hay ninguna diferencia, la gente que tiene el privilegio de estar a su alrededor, sí puede encontrar alguna. Como afirmó Valentina Ferrer, su pareja y madre de su hijo, en nuestra bendición pasada: J Balvin es su trabajo y Jose es el que llega a casa. Como cualquier ser humano, es bajo su propio techo donde se refugia su versión más honesta y vulnerable.
‘Es en casa donde puedo compartir mis dudas, mis temores, mis logros o mis luchas […] Esa privacidad siempre es con tu círculo más cerrado, aunque últimamente, como en la última canción que lancé, Río, muestro mucho
mi humanidad y mi vulnerabilidad’, mencionó.
La música termina siendo el receptáculo en el que los artistas depositan sus sentimientos más profundos. En la suya, la familia es un tema recurrente, un concepto que ha estado impregnado en sus letras desde sus inicios. De hecho, así se llama su primer álbum y la canción diecinueve de JOSE, su quinto proyecto musical, La Familia.
‘Para mí la familia es ese círculo cerrado al que realmente le importas por lo que eres y no por lo que representas, y que te ama y te acepta tal cual con tus defectos. […] Es una zona de tolerancia muy alta, donde hay un
desinterés en el que solamente se preocupan por el bien del otro. Es un espacio de protección y libertad frente a tantas presiones sociales’.
La familia, el pilar de la vida de J Balvin
Ahora que ha formado su propia familia junto a Valentina y Río, su primogénito, este concepto ha adquirido un nuevo significado: ‘Valentina nació con una familia súper ejemplar. No quiere decir que la mía sea mala, pero la de ella es como las de esas películas soñadas donde el papá toca guitarra al lado de una fogata en
la noche de Córdoba con la luna llena…, donde la ostentación no existe, sino realmente la pureza de lo simple, que creo que ahí se basa la verdadera riqueza. He aprendido mucho de ella en cómo encontrar ese balance porque en el sistema social en que yo crecí no valoraba mucho lo simple, la verdad. Es otra educación
y me encanta lo que me ha enseñado. Es totalmente otro approach de la familia, pero, sigue siendo un espacio de protección, como una batería, un lugar donde llegas a recargarte’.
Los padres son los responsables de cómo crecemos ‘programados’. Naturalmente, nos encaminan a ser lo que creen que es mejor. La mamá de Jose siempre le dijo que sería grande entre los grandes y aquí estamos. Pero, ¿qué
pasa cuando creces con esas expectativas? Es un arma de doble filo. Te impulsa a ser lo que esperan de ti, pero también genera frustración cuando no estás ni cerca de serlo.
Ahora que es padre, prometió nunca sembrar una idea como con la que creció: ‘Yo no le exijo nada. Que sea feliz y respetuoso, eso es todo para mí porque, como lo aprendí, el daño que me hicieron sin que lo quisieran mis padres con
cierta programación —que al final no es su culpa, sino que el lenguaje funciona de una manera interesante— creo que uno le quita un peso muy grande a un hijo al no decirle que sea ‘el mejor’. Si le deseas que sea feliz, va a encontrar demasiado gozo en muchas cosas. Pero tampoco se trata de idealizar la felicidad
como un punto al que hay que llegar, si no como un estado’.
La felicidad, como lo menciona, no es un destino final. Es una emoción efímera como el enojo o la tristeza. A veces puede durar cinco segundos en forma de una carcajada o días, como cuando estás de vacaciones: ‘Hay días en los que uno no tiene que sentirse feliz. […] La felicidad constante no existe. Hay gente que le podrá durar un año, un maestro o un monje por allá en el Tíbet que
seguramente está en un estado de iluminación que la felicidad le queda hasta pequeña. Pero nosotros, la verdad, lo que más le exigimos a Río es mucho respeto por los demás y que disfrute de todo’.
El pequeño Río está por cumplir cuatro años, pero hace apenas uno que el cantante empezó a sentir esa idea de que ‘ser papá te cambia la vida’: ‘Hoy día, con solamente verlo, escucharlo, mirarle los ojos, me llega un gozo que no tiene palabras. A la vez me llegan muchos temores, también porque no quieres que nada malo le pase y no va a estar exento de eso jamás. Esa es la vida. Va a sufrir una pena de amor, peleas, engaños, malos momentos, lo van a traicionar… No lo puedo salvar de eso. La vida es su maestra’.
