Marcela Mar vive la moda como un ejercicio de creatividad, simplemente porque disfruta explorar las interpretaciones que otros artistas pueden hacer de ella. Es expresión, arte y versatilidad, sinónimos que se equiparan también con su trayectoria como actriz y ahora como productora.
Si tuviéramos que definir en una palabra el estatus en el que se encuentra Marcela Mar, sería ‘imparable’. Para ella ha sido un año lleno de proyectos, desde volverse a poner en los zapatos de Mayerli, para la continuación de Pedro el escamoso, hasta coproducir la película Mi Bestia, que recién se presentó en el Festival de Cine de Cannes, y muchos otros más que está por revelar. Pero lejos de ser abrumante por estar saturada de trabajo, ella considera que justo en este momento ella está cosechando las semillas que ha regado a lo largo de 32 años de carrera.



Hoy, ya no es la misma mujer que vimos por primera vez en Sin Límites. Ahora presenciamos a una mujer hecha y desecha cuya madurez la hace voltear hacia atrás y sentirse orgullosa de construir una carrera en la cual ella y nadie más ha sido la capitana del barco: ‘He hecho con mi carrera lo que yo he querido sin buscar complacer a nadie. Realmente ha sido una búsqueda muy personal, desarrollando una voz propia como artista’.
Si bien es una de las actrices más queridas y reconocidas de nuestro país, ahora también busca serlo detrás de las cámaras. Se estrenó como productora en 2014, fundando su propia empresa Ganas Producciones. Primero fueron obras de teatro, pues es el medio en el que ella se formó, y ahora ha incursionado en grandes producciones cinematográficas. De pronto, como artista, se encontró con la necesidad de ahondar en otro tipo de perspectivas: ‘Historias que se salen de los estereotipos donde vemos a las mujeres llorando por hombres, como la típica historia rosa, y explorando más en otras complejidades femeninas, que a mi manera de ver son mucho más interesantes y más diversas’, nos comparte.
Reese Witherspoon, la galardonada actriz y productora estadounidense, alguna vez dijo: ‘Las historias de las mujeres importan, simplemente importan’. Una poderosa frase que Marcela comparte: ‘Al asumir ser el capitán de tu propio barco, uno tiene que tener muy claro qué tipo de historias quiere contar y yo he venido despejando cada vez más ese camino para entender mi propia voz, que tiene que ver con eso: poner en escena historias donde las mujeres llevamos la acción principal y somos protagonistas delante y detrás de bambalinas’.


Aventarse así al ruedo ha significado abrir el camino, no solo a nuevas tramas con personajes femeninos más complejos, sino también a las demás compatriotas que aún creen que no es posible: ‘Realmente sí se están abriendo oportunidades y también representación. Las mujeres necesitamos contar nuestras historias desde nuestros puntos de vista y de esa misma manera también ejecutar nuestros proyectos, llevarlos a cabo, no tener miedo, romper con esos paradigmas y obviamente apalancándonos unas en otras’.
Mi Bestia es una película de género que sucede en 1996 en la ciudad de Bogotá. Como recordarán, en aquella época vivíamos racionamientos de luz, se decía que iba a llegar el diablo el 6 de junio del 96 y, además, que estaban raptando niñas para actos satánicos, por lo menos eso es lo que Marcela escuchaba en la radio y en la televisión: ‘La protagonista es Mila, una niña de 13 años; yo interpreto a su madre […] Mila empieza a asociar todo lo que se decía en las noticias con los cambios que ella estaba viendo en su cuerpo’.

Esta y más historias interesantes se vislumbran en el camino de Marcela, quien junto a su empresa simbolizan un parte aguas para toda la industria, pues a la fecha, no ha habido actriz colombiana que haya dado el salto a la producción con una película que se haya estrenado en Cannes y próximamente en Sitges.
Encuentra la entrevista y editorial con Marcela Mar en el impreso de octubre.

Créditos:
- Director Editorial: Gerard Angulo
- Fotografía: Andrés Espinosa
- Estilismo: Juliana Pacheco
- MUA: Inmaculada
- Entrevista: Luis Tellez
- Editor de arte: Luis H. Mendoza