Durante más de dos décadas, Pilar Castaño ha sido una voz central en el desarrollo y la profesionalización de la moda en Colombia y América Latina. Ha trabajado de la mano con diseñadores y ha escrito libros, dictado conferencias y logrado llevar la moda a espacios donde antes no se contemplaba. En esta conversación, reflexiona sobre los hitos que marcaron su carrera, el valor del estilo personal y el futuro de la industria en la región.
Has sido una figura clave en la difusión del estilo y la moda en Colombia. ¿Qué momento consideras que es el punto de inflexión en tu carrera que te consolidó como referente en este campo?
‘Cuando por primera vez le dimos a Bogotá —capital de Colombia— una semana de la moda, un fashion week. Ese marzo del 2000 entramos con todos los bríos, con todas las ganas. Como los toreros con hambre, nos enfrentamos al toro sin saber lo que nos depararía el porvenir. ¡Y fue la locura! Estaban naciendo todos: Silvia, Hernán, Adriana, Amelia, Isabel… ¡Todos! Eran sus primeras pasarelas, las primeras luces, los primeros micrófonos… Y mira, ya estamos en el 2025 y 25 años después ahí seguimos, en la lucha. Pero ese momento fue icónico’.
Tu visión siempre ha combinado la moda con la cultura y el contexto social ¿Cómo ha evolucionado tu percepción de la moda como herramienta de comunicación a lo largo de los años?
‘Les estaba contando aquí en backstage que yo llegué a la moda, primero, por mi abuela costurera que pedaleó su máquina Singer toda su vida; murió a los 104 años, pero cosió hasta los 98. Y también por mi padre, que era un historiador y me enseñó que la moda ha vestido la historia. Tú no puedes pensar en ninguna época sin imaginar cómo estaban vestidas las personas. […] La moda ha vestido la historia. Pero la parte popular tiene que vestir la moda, y la moda tiene que estar reflejada por esa contestación que es social, que es política —porque la moda es política—’.
‘Esa manifestación pujante, latente y vibrante del sector del sur tiene que estar en las pasarelas porque refleja toda una socioeconomía que mueve la industria textil de este país. […] La moda tiene que tener historias y lenguajes, si no, no vale la pena. Si la moda no es para todo el mundo, no vale la pena que exista, en mi punto de vista’.
‘Hace 17 años metí la moda en el carrito del mercado de la gran superficie, al lado de todo: del litro de leche, de la libra de carne, del plátano, con diseñadores de renombre internacional. La primera que abrió esa brecha masiva fue Silvia Tcherassi, luego siguió Esteban Cortázar, después Johanna con Adriana… En fin, están todos: Jorge Duque, Renata Lozano, Isabel, Laura Aparicio… Es muy importante que la ama de casa entre a una gran superficie y sepa que hay moda de diseñador para ella, al lado del arroz y del azúcar’.
Has trabajado de cerca con diseñadores, marcas y medios. ¿Cuál ha sido el mayor reto al tratar de profesionalizar la industria de la moda en Colombia y América Latina?
‘Creo que fue convencer a Silvia Tcherassi. Íbamos para Cracovia, ella iba a presentar en Poznan su desfile […] ¿Yo, Silvia, en el éxito? ¡Estás loca!, me dijo. Y tuve la suerte de tener en la mano una revista que anunciaba a Lagerfeld entrando a H&M. Entonces le dije: Mira, si la moda no es popular, si los diseñadores no se bajan de su torre de marfil y no entran a vestir a la masa, morirán y pasarán inadvertidos. No van a ser inmortales. Saint Laurent siempre dijo: ¿Por qué no inventé el denim? Era su gran tristeza: no haber inventado el blue jean. Se moría. Mira lo que ha hecho Armani con el denim, Calvin Klein, Dolce & Gabbana, todos’.
‘Hoy en día es ese permanente insumo camaleónico, algodón fantástico, que se deja
intervenir de mil maneras. Pero abrir la brecha con nuestros diseñadores para que entraran a la moda masiva fue un gran reto’.
En tus libros y conferencias abordas temas de elegancia, estilo personal y moda consciente. ¿Cómo defines hoy el buen gusto en un mundo saturado de tendencias efímeras?
Tienes que reflejar quién eres, no puedes desdibujarte. La moda es comunicación, es una herramienta que te ayuda a transformarte y a representar el papel que quieres en la vida. Pero no puedes perder tu esencia, debes siempre transmitir tu origen, de dónde vienes, ese legado. ¿Quién es tu mamá? ¿Cómo te educaron? ¿Cuál es tu ambiente, tu entorno? Eso debe ir implícito en tu look, porque es lo que te da tu flow, es lo que te da tu uniquismo. Pasar inadvertida y, una vez advertida, inolvidable. ¿Entiendes? Si vienes con lo tuyo, eres tú’.
‘Si te vas con la manada de las niñitas en los centros comerciales, todas con los mismos tenis, con el corte de pelo igual, es una manada de ovejitas que pasó y no pasó nada. Pero para mí, la elegancia es muy subjetiva. Es un tema más de actitud. Una mujer puede ser elegante, desnuda, decía Óscar de la Renta. Es verdad. Es
un tema de puro manejo de ti misma’.
Mirando hacia el futuro, ¿qué legado te gustaría dejar a las nuevas generaciones de profesionales de la moda en Latinoamérica?
‘¡Que se acabó la fiesta! La moda tiene que ser sostenible. Tienes que sostener las prendas en tu cuerpo cien o doscientas veces: el sacón de tu mamá, el abrigo de tu papá, la bufanda del abuelo, las botas del hermano… Tenemos que reciclar, compartir las prendas, reinventarlas, intervenirlas… Si no te gustó, córtala, llénala con los collares de tu tía. Hay que usar cáñamo, hoja de coca, cannabis, bambú, las hojas de las piñas, de la fruta, de la manzana… Tenemos que voltear a mirar a la tierra y vestirnos como los prehispánicos. Regresar al origen. Entender que este planeta no aguanta un trapo más’.
‘Que la gente joven tiene que entender que no hay que comprar por comprar. Que hay que tener una guerra frontal al contrabando. Que tenemos que vestirnos de Colombia, orgullosamente. […] Eso es lo que quiero que pase en la moda: que entiendan que no podemos seguir con el bling bling’.
Créditos:
Realización: Gerard Angulo
Fotografía: Carlos Ruizc
Entrevista: Fernanda Castañeda
Adaptación: Luis Tellez
