VEJA demuestra que es posible construir una marca global sin comprometer valores sociales y ambientales.
La moda ética tiene un nuevo capítulo en Medellín. Por primera vez, François Morillion, cofundador de la marca francesa VEJA, llegó a Colombia para compartir el modelo radical con el que ha desafiado las reglas del juego en la industria global del calzado. Sin publicidad, sin stock y sin inversores, VEJA ha logrado lo impensable: posicionarse como una marca de culto que combina lujo, sostenibilidad y justicia social.
Desde 2005, Morillion y su socio, Sébastien Kopp, han apostado por un enfoque que muchos consideraron inviable. Hoy, casi dos décadas después, sus zapatillas son sinónimo de diseño consciente, transparencia radical y compromiso con el planeta. En un encuentro exclusivo en la tienda Krem, Morillion no solo compartió las claves detrás del éxito de VEJA, sino que abrió la conversación sobre el futuro de la moda ética, con una mirada especial hacia Latinoamérica y el rol que Colombia puede jugar en este movimiento.

La Política de los Ceros: un modelo que cambia el juego
Cuando se le pregunta por qué decidieron prescindir de la publicidad, el stock tradicional y los inversionistas, François responde con claridad: ‘Veja se logró posicionar en el mundo de la moda, sin publicidad, sin stock y sin inversores. Tiene un lado demostrativo: queríamos no solo hacer, sino también mostrar que es posible ser una empresa sostenible’, afirma. La marca ha demostrado que una lógica diferente —más humana, más justa— no solo es viable, sino rentable.
Más allá del impacto mediático de esta política, Morillion invita a repensar la forma en que consumimos. ‘Para mí, para ganar hay que cambiar la mentalidad no solo sobre la moda, sino sobre el consumo en general. La cantidad de cosas que consumimos no es el objetivo. Hay que reconsiderar el valor que pagamos por las cosas para que sea más justo’, sostiene.
El lujo de conocer el origen
Con fábricas en Brasil y Portugal, VEJA trabaja con algodón orgánico brasileño y peruano, caucho amazónico extraído de manera sostenible y materiales reciclados como PET. Pero más allá de la trazabilidad, lo que marca la diferencia es el vínculo directo con las comunidades que participan en cada etapa de la cadena de valor.
Para Morillion, este contacto es esencial. ‘Mi consejo para quienes están empezando es que vayan al campo, que conozcan la realidad de la producción. No solo el telar o la pasarela. Hay que conectar emocionalmente con esa realidad, y eso permite tener ideas creativas, salir del campo de la moda y entrar en el de la agricultura, en el de la fábrica’, explica. Es, en otras palabras, una invitación a ensuciarse las manos para crear con sentido.

Colombia como aliada del futuro
Durante su visita, François Morillion también compartió su interés por explorar alianzas en Colombia, ya sea con comunidades productoras de algodón sostenible o proyectos de economía circular. La posibilidad de que el país se integre a la cadena de valor de VEJA no solo abriría oportunidades económicas, sino que fortalecería un puente entre el diseño consciente y las raíces latinoamericanas.
En tiempos de sobreproducción, fast fashion y promesas vacías de sostenibilidad, VEJA aparece como un faro. Una marca que entiende que la moda no necesita gritar para ser escuchada, y que la verdadera revolución comienza cuando dejamos de mirar solo las vitrinas y empezamos a mirar hacia adentro.