Lo que comenzó como un momento viral cargado de tensión en el front row de Desigual, terminó siendo una poderosa declaración de amistad. Sí, hablamos de Paris Jackson y Ester Expósito, quienes han dado un giro inesperado —y absolutamente fashion— a la narrativa que las enfrentaba. ¿El resultado? Una colaboración cargada de estilo, ironía y mucho girl power: las camisetas I love Paris y I love Ester que ya están dando de qué hablar.
En un mundo donde un gesto captado por cámara puede convertirse en titular global, ambas figuras decidieron apropiarse del relato y convertirlo en algo más grande: una campaña de unión, autenticidad y libertad que redefine cómo respondemos a los rumores.
¿Qué pasó realmente en el desfile de Desigual?
Era junio de 2024 cuando el front row del desfile del 40 aniversario de Desigual en Barcelona se convirtió en el escenario de un momento que capturó titulares y acaparó TikToks. Ester Expósito y Paris Jackson, sentadas lado a lado, protagonizaron lo que muchos interpretaron como un desaire helado: un saludo sin respuesta, miradas esquivas y tensión palpable —o eso parecía.
El video, viralizado en cuestión de horas, desató una ola de especulaciones. ¿Había mala onda entre ambas? ¿Era Paris simplemente tímida? ¿Estaba incómoda? El debate se encendió en redes, alimentado por análisis de lenguaje corporal, comentarios divididos y una sed insaciable de drama.
¿Fue realmente una rivalidad?
La respuesta llegó meses después, con una entrevista esclarecedora de Ester Expósito. Con la elegancia que la caracteriza, aclaró que no existía ningún conflicto, y que la situación fue completamente sacada de contexto. “Había muchas cámaras, fue un momento raro, pero no hubo tensión real”, dijo.
Ambas, de hecho, se siguen en redes sociales —un gesto pequeño pero significativo en tiempos donde los follows son declaraciones tácitas—. Lo que parecía una escena digna de un guion se reveló como un malentendido amplificado por la lupa de lo viral.

¿Y si en vez de dividir… se unieran?
Y así fue. Lejos de alimentar la narrativa de enemistad, Paris y Ester decidieron darle un giro. Un plot twist tan inesperado como poderoso: colaborar juntas en una campaña para Desigual. El resultado: dos camisetas con lemas que dicen más de lo que parecen —I love Paris y I love Ester—, una respuesta brillante al morbo colectivo.
No se trata solo de moda. Es una estrategia de comunicación que —con sutileza y visión— transforma la polémica en una conversación sobre complicidad femenina. Porque si el ruido es inevitable, ¿por qué no usarlo para amplificar lo positivo?
¿Qué significa realmente Not a doll?
La colaboración se enmarca dentro de la campaña Not a doll, un manifiesto visual y conceptual impulsado por Desigual y Ester Expósito. Su objetivo: cuestionar cómo el cuerpo de la mujer —y su comportamiento, sus gestos, sus silencios— es observado, analizado, juzgado.
Not a doll —no una muñeca— es una invitación a dejar de vivir bajo la presión de lo instagrameable. A vestirse para una misma, a no pedir permiso, a ocupar espacio sin culpa. Es una respuesta a los haters, al escrutinio público y al mandato de perfección que muchas enfrentan.
¿Moda con mensaje? Sí, por favor
Las camisetas I love Paris y I love Ester ya están disponibles en tiendas Desigual y en su web. Pero son mucho más que prendas: son una declaración. Una forma de decir que es posible tomar el control de la narrativa y resignificarla con humor, estilo y sororidad.
Son también un recordatorio de que en un mundo sediento de conflictos femeninos —donde las comparaciones venden más que las alianzas—, dos mujeres pueden levantar la voz y decir: Nos admiramos, nos apoyamos y no somos parte de su guion.


¿Qué podemos aprender de esto?
Lo que parecía una rivalidad, terminó siendo una lección de madurez, comunicación y visión. En vez de alimentar rumores, Paris y Ester —dos mujeres con mundos distintos y trayectorias únicas— optaron por la colaboración. Por el juego creativo. Por el statement.
Este gesto es más que una campaña. Es una crítica a la cultura de la confrontación, donde las mujeres son puestas constantemente en competencia. Es un llamado a cambiar el enfoque, a apostar por la construcción, la complicidad, el respeto.
I love Paris, I love Ester. No es solo un print sobre algodón. Es una narrativa resignificada, una alianza inesperada, un mensaje directo a esa cultura que aún quiere ver a las mujeres enfrentadas. Y lo mejor: lo hacen con estilo. Porque la verdadera revolución también puede venir en forma de camiseta.