En nuestra edición impresa de octubre, Daniela Álvarez nos comparte sobre su experiencia desfilando en París.
Cuando me preguntan qué significa ser la primera colombiana en desfilar en Le Défilé de L’Oreal Paris 2024, las emociones se agolpan en mi mente. Es mucho más que un logro personal o profesional, es una celebración de todo lo que he construido como mujer, como alguien que ha superado desafíos que nunca imaginó, pero sobre todo elogio que esto me haya sucedido para dar visibilidad a la verdadera belleza de muchas mujeres que, muy lejos de la perfección, comprendemos que nuestra belleza radica en nuestro interior y en la valentía.
Este desfile significa una oportunidad para mostrar que la belleza y la moda no tienen un solo rostro, que la diversidad es esencial y que las mujeres colombianas —con toda nuestra fuerza, determinación y autenticidad— merecemos estar en los escenarios más grandes del mundo.
Para mí, representar a Colombia en esta pasarela global implica llevar un mensaje de perseverancia. He aprendido que la belleza no está en cumplir con estándares, sino en abrazar lo que nos hace únicos. La vida me ha enseñado que la fortaleza interna es lo que realmente nos define. Y ahora, al caminar en ese desfile, sé que cada paso que doy es un homenaje a todas las mujeres que han creído en sí mismas, que han decidido luchar por sus sueños sin importar los obstáculos.
Ser la imagen de L’Oréal Paris ha sido un honor y una responsabilidad. Esta marca no solo me han permitido mostrar mi cara, sino mi historia, mis cicatrices y lo que he aprendido a lo largo del camino. El empoderamiento femenino es un valor que llevo en el corazón y me enorgullece formar parte de una plataforma que visibiliza nuestras fortalezas y nos impulsa a ser ejemplos para futuras generaciones. Si hay algo que quiero transmitir es que todas tenemos dentro de nosotras una belleza única, una fuerza que, cuando la descubrimos, nos hace imparables.




Uno de los mayores desafíos que enfrentamos las mujeres en la industria de la belleza es romper con los estereotipos que nos han limitado durante tanto tiempo. El mundo ha esperado que encajemos en moldes que no reflejan nuestra diversidad, pero estamos avanzando. Hoy, cada vez más mujeres de diferentes tallas, colores y contexto tienen la oportunidad de brillar. Mi deseo es que esta transformación continúe, que cada vez más mujeres se sientan representadas y comprendan que su valor no está en lo que otros ven, sino en cómo se ven a sí mismas.
Mi propia historia de superación ha sido mi mayor maestra. Haber pasado por momentos difíciles, me ha permitido redefinir lo que significa ser bella. Cada cicatriz y cada reto han fortalecido mi identidad y me han recordado que la verdadera belleza está en la resiliencia. Quiero que mi camino sea un recordatorio para todas las mujeres de que, aunque la vida pueda ser dura, somos capaces de levantarnos, de encontrar la confianza y de proyectar esa fortaleza interior.
Finalmente, mi mensaje para las jóvenes que sueñan con ser parte de esta industria, pero sienten que no encajan en los estereotipos tradicionales, esto es simple: no dejen que esos moldes las definan. La moda y la belleza están cambiando. Lo que hace que cada una de nosotras sea especial es precisamente nuestra diferencia. Manténganse fieles a sí mismas, luchen por sus sueños y recuerden que lo que las hace únicas es su mayor fortaleza.
Hoy, desde el escenario de Le Défilé, quiero decirles a todas las mujeres que la belleza está en la autenticidad, en abrazar quiénes somos y en caminar por el mundo con la frente en alto. Juntas seguiremos transformando la industria y el mundo.

Texto por Daniela Álvarez