Hernan Díaz, el Irving Penn colombiano

Inspirado en la obra de Richard Avedon, Henri Cartier Bresson y discípulo de Irving Penn cuando estudió en Westport University, Hernan Díaz tomó algunas de las fotografías más icónicas del imaginario colectivo colombiano con una mirada sofisticada y digna de las revistas de moda más importantes del mundo, pero aún así, reales y espontáneas. De hecho, su cámara favorita era una Leica de 35 mm, reconocida por ser liviana.

Originario de Ibagué, Tolima, Hernan fue el primer fotógrafo al que el Museo de Arte Moderno de Bogotá le organizó una muestra individual, y no es para menos, pues desde 1954 al 2009, año en que murió, logró fotografiar algunos de los personajes más importantes de nuestra vida nacional como Jaime Garzón, Fernando Botero, Andrés Pastrana e incluso Carlos Pizarro como nunca antes: sin camisa.

Aunque eran políticos en su mayoría, los personajes de su portafolio eran retratados con una estética que oscilaba entre lo relajado y lo glamuroso, pero nunca se veían como si fueran parte de una propaganda. Algo revolucionario para su época, pues en Colombia, ese era el oficio del fotógrafo.

La Sala de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Luis Ángel Arango permite acceder a una importante selección del archivo gráfico de Hernán Díaz, que es considerado un elemento histórico importante porque permite trazar una cartografía de la esfera pública colombiana durante los años en que estuvo activo.

Más allá de retratista, Hernan reconocía su trabajo como un proyecto de arte haciendo parte de los grupos artísticos más importantes del país y exponiendo sus obras en diferentes museos de Colombia y el mundo. Y es que su obra no solo se enfoca en la presentación de figuras importantes en entornos cotidianos, aunque es una parte importante, sino que también se interesaba en retratar la belleza de su entorno inmediato: en la serie Boyacá vemos como hace un trabajo documental retratando campesinos, pueblos y nimiedades que a través de su lente, se veían gigantes.