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Las obsesiones de Elsa Schiaparelli: ojos, manos, narices y bocas surrealistas

Las obsesiones de Elsa Schiaparelli: ojos, manos, narices y bocas surrealistas

Conocida como “la surrealista Elsa“, Elsa Schiaparelli valoraba la unión del arte y la moda. La diseñadora italiana trabajó con artistas como Bebe Bérard, Jean Cocteau, Vertès, Van Dongen; y con fotógrafos como Hoeningen-Huene, Horst, Cecil Beaton y Man Ray, de los cuales ella comentaba le aportaban una sensación de euforia.

Elsa Schiaparelli, la fundadora de su marca homónima, cultivó su espíritu creativo y artístico, mismo que se encargó de plasmar en cada pieza que diseñaba. Colaboró con el reconocido pintor Dalí, con quien estableció una fructífera amistad, de la que surgieron prendas icónicas, como el vestido langosta o el sombrero zapato. 

La romana fue una de las diseñadoras más influyentes del siglo XX. Estableció un diálogo continuo entre el imaginario surrealista que se identifica por incluir elementos que superan o sobrepasan la realidad y su relación con el cuerpo humano, a través de creaciones sorprendentes que encarnan su visión única cargada de fantasía.

Sus propuestas desafiaban las normas convencionales de la moda de la época, abrazando lo inesperado y lo extravagante. Una de sus obsesiones más notables se materializó en su fascinación por la morfología, representada en sus emblemáticos accesorios que incluyen ojos gigantes, narices llamativas, labios exagerados y manos con formas abstractas. Desafiaba la percepción tradicional de las prendas como algo puramente funcional y estético, con propuestas que hoy día siguen influenciando la moda.

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Hoy en día, la Maison Schiaparelli sigue cultivando esta increíble herencia, ofreciendo a las mujeres del siglo XXI la esencia de un estilo atrevido y un encanto atemporal, decodificado a través de las diferentes partes de la figura humana, tal como lo hizo la fundadora de la firma.

Escrito por: Damián Torres


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