Reinados de belleza: cómo las Señoritas Colombia han transformado la visión de glamour de la mujer colombiana
Aunque los concursos de belleza -que para nosotros son reinados- se crearon en Estados Unidos, Latinoamérica los adaptó a su cultura y los transformó en uno de los referentes y puntos de partida del glamour y belleza. Colombia, específicamente, les ha añadido un elemento cultural importante y los convirtió en algo que va más allá de un show de una noche a través del Concurso Nacional de la Belleza, que tradujo el formato en la celebración de la Independencia de Cartagena.
Todos los 11 de noviembre, día festivo en Colombia, las familias se reunían a ver en el televisor un show que ponía el glamour y la moda en el foco principal: quién tenía el vestido con más brillo, el peinado más elegante y el maquillaje más favorecedor. Con una plataforma así, es de esperarse que durante décadas los colombianos hayan entendido la estética de los concursos de belleza como el referente máximo de lo que está en tendencia o no, con sus particularidades que variaron a través de los años, pero que siempre tuvieron un común denominador: la mujer debía verse “de punta en blanco”.
De las filas del Concurso Nacional de la Belleza salieron algunos de los diseñadores más relevantes dentro del panorama moda y folclor nacional, entre ellos el legendario Alfredo Barraza que no solo creaba vestidos para las candidatas favoritas, sino que también fue el encargado de diseñar los vestidos más extravagantes y brillantes de las reinas del carnaval de Barranquilla. Así mismo, otros diseñadores como Hernan Zajar y Amalín de Hazbún (apodada la aguja de oro), pasaron por la particular tarea de vestir reinas.
Pero más allá de eso, el aporte más importante de los reinados de Colombia fue el de darnos algunas de nuestras mayores divas y referentes de belleza femenina. No todas las señoritas Colombia decidieron seguir siendo parte del ojo público, pero las que lo hicieron se convirtieron en ídolos venerados por su belleza. Si Italia tuvo a Sofía Loren, nosotros tuvimos a Shirley Saenz, si Francia tuvo a Vanessa Paradis, nosotros tuvimos a Paola Turbay y si Estados Unidos tuvo a Michelle Pfeiffer, nosotros tuvimos a Carolina Gómez.
Para muchos estas comparaciones podrán parecer escandalosas pero la verdad es que la cultura colombiana y latinoamericana ha ido construyendo sus propios ídolos, y si nos tomamos el trabajo de preguntarle a nuestras abuelas o tías quién fue su ícono de estilo, lo más probable es que primero va a aparecer el nombre Susana Caldas que el de Brigitte Bardot.
Escrito por: Leonardo Goez