A través de los ojos de un mexicano es que exploramos los atractivos de la capital del país. La perspectiva extranjera se acompaña de la experiencia de los locales para descubrir la verdadera esencia de esta ciudad. Un lugar extraordinario para todos aquellos que pertenecen a la comunidad LGBTQ+ y que aún no lo saben. Aproximadamente a cinco horas de la Ciudad de México, en un vuelo directo de Viva Aerobus, llegamos al imponente aeropuerto internacional “El Dorado” de Bogotá. Desde que pones un pie, aquí se percibe esa energía vibrante que lo caracteriza. De esos lugares que te hacen sentir impaciente por recorrer.
En esta ocasión, nos recibe The Artisan D.C. Hotel, un alojamiento de la cadena Marriot ubicado en el corazón de la zona financiera –y una de las más seguras– de la capital del país. Mimetizado con el diseño contemporáneo del resto de los rascacielos, este edificio es sin duda la mejor opción para tu estancia, sin importar si son un par de días o semanas completas. La atención y servicio son simplemente inmejorables, y en cuanto a las instalaciones, desde las habitaciones hasta Osaki Restaurant y The Cooper Lounge Bar, te harán no querer salir del hotel. Pero primero lo primero, el desayuno. Una gama de quesos, panes, huevos al gusto y fruta tropical que solo encuentras en este país está en exhibición lista para ser consumida por los comensales. Arroz, tamales, y por supuesto, arepas también están entre las opciones para los que prefieren una comida más completa. Una vez cumplido el dicho, “panza llena, corazón contento”, está todo listo para adentrarse entre los atractivos que esconden las grandes avenidas de esta ciudad.

Una cosa que tienes que saber antes de salir del hotel es que Bogotá posee un clima bipolar. Puede amanecer con el sol brillando en su máximo esplendor y a las dos horas se precipita una lluvia torrencial, esto a causa de su gran altitud y de las montañas que la rodean, así que ve preparado y no dejes que el mal tiempo te sorprenda. En mi caso, las primeras horas del día estuvo nublado, y ¿Qué se hace cuando amanece así? Encerrarse en un museo. Por suerte, Bogotá cuenta con una gran oferta, tan es así que es difícil inclinarse solamente por uno, pero en vísperas del Día Internacional del Orgullo LGBTQ+, el Museo de Stonewall, en la localidad de Santa Fe, termina siendo la opción predilecta. Fundado por Rubén Darío Gómez, Consejero de Arte, Cultura y Patrimonio de la Comunidad LGBTQ+, este espacio rinde homenaje al Stonewall Inn: el bar neoyorkino donde se desató la revuelta que originó la Marcha del Orgullo. A través de sus obras y piezas educativas, representa, conmemora y busca reivindicar los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, intersexuales y todo el espectro que hay in between.

Antes de que el clima nos obligue a seguir enriqueciendo nuestra cultura con otra exhibición, ¡vamos a comer! Los colombianos inician el día muy temprano. Alrededor de las 6 y 7 de la mañana la gran mayoría ya están en sus labores, razón por la cual el desayuno se sirve tan temprano y la comida entre la una y dos de la tarde. Dicho esto, nos dirigimos hacia la Plaza de Mercado “La Perseverancia”, un espacio donde un cúmulo de cocinas ponen al deleite de los paladares de extranjeros y locales las máximas delicias tradicionales de la gastronomía colombiana: ajiaco, puchero santafereño o una bandeja paisa; mote de queso, hueso de marrano o un arroz con mariscos. ¡La variedad es extensa! Lo que sea que escojas, ten por seguro que recibirás el auténtico sabor y sazón rola.
La llovizna continua. Ahora optamos por el Museo del Oro. A lo largo de sus tres pisos resguarda la colección más grande de orfebrería prehispánica de todo el mundo. Aquí encontrarás detallados objetos hechos de oro, plata y cobre pertenecientes a las culturas indígenas asentadas en territorio colombiano como la Muisca, Tairona, Zenú y Tolima. Desde accesorios, adornos y recipientes hasta narigueras, pectorales y diademas. Detalles en filigrana, La Balsa Muisca, símbolo de la conocida leyenda de El Dorado, y por supuesto, el emblemático Poporo Quimbaya se exhiben aquí.

Terminar de recorrer el museo es el pretexto perfecto para tomar un break y probar el producto colombiano por excelencia, el café. A lo largo y ancho de la ciudad hay innumerables opciones. Juan Valdez, Café 18, Café Cultor, por nombrar algunos. Pero no vayas tan lejos, a un costado del Parque Santander encontrarás Café San Alberto, que presume tener el café más premiado del país. Si tú como yo, le tienes respeto al café, que no cunda el pánico, te sorprenderá lo ligero y lleno de sabor que es.
Ya con el cielo despejado y los últimos rayos del sol asomándose, seguimos caminando, pero ahora por la zona de nuestro hotel, en Chapinero. El Cerro de Monserrate y el Cerro de Guadalupe se asoman entre los característicos edificios de ladrillo rojo que sobresalen en el horizonte. Pero fuera del atractivo natural, esta área es uno de los sectores con mayor actividad comercial, por eso la modernidad de sus manzanas. Aquí las grandes empresas tienen sus oficinas. También los restaurantes gourmet, bares y centros comerciales más cool aquí toman su lugar. Una localidad que invita a deambular para absorber las pequeñas cosas y a sentirte como un nativo, ya sea sobre la Zona Rosa, Rosales o Quinta Camacho.
Terminamos el día en la Casa E. Borrero, fundada por Alejandra Borrero, una de las estrellas más reconocidas de Colombia y quien en su momento fue de las primeras figuras públicas en revelar su orientación sexual abiertamente. Un establecimiento que alberga varias salas de teatro en un mismo lugar en el que día a día se presentan piezas escénicas que dan visibilidad a historias de mujeres y de la comunidad LGBTQ+. “Nacidas para hacer Dragma” fue la obra que nos puso a reír, cantar y bailar con sus entrañables personajes y talentosos actores. ¡Sin duda la mejor forma de terminar el día!

Como puedes notar, desde sus vibrantes calles hasta sus museos históricos y hoteles de lujo, Bogotá no solo abre sus puertas, sino también sus corazones, para todos aquellos que buscan un destino donde la autenticidad y la inclusión son parte fundamental de su encanto. Bogotá es, sin lugar a dudas, un oasis vibrante y acogedor para la comunidad LGBTQ+ y para todos los espíritus libres que la visitan.