‘Intensamente 2’, o la película que resume a la perfección lo que pasa en la cabeza de quienes tenemos ansiedad
(Spoiler alert: antes de seguir leyendo, ten en cuenta que puede haber spoilers de la película dentro del artículo. Ahora sí, continuemos)
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“Tal vez, al crecer, sentimos menos felicidad”: esa es la premisa con la que los creadores de la segunda parte de ‘Intensamente’ logran definir una de las consecuencias de dejar atrás la niñez para entrar al camino de convertirse en un adulto. A través de Riley, el personaje principal, la cinta logra captar, a la perfección, lo que ocurre en la mente de una persona en crecimiento que se enfrenta a decenas de cambios y situaciones.
Riley Andersen, que en la primera parte de la historia era una niña, se convierte en una adolescente durante la secuela. Es por esto que sus emociones pasan de ser cinco a ser diez. En la primera entrega de ‘Intensamente’, Pixar nos enseñó que las emociones se dividían, a grandes rasgos, en cinco: tristeza, alegría, rabia, temor y desagrado. A través de cinco tiernos personajes, los artistas detrás del largometraje pudieron explicar como todas, sin excepción, son emociones necesarias y válidas.
La tristeza, ilustró la productora audiovisual en la primera parte, es una emoción igual de importante que la alegría, incluso, vital para afrontar circunstancias que se nos atraviesan en el recorrido de la existencia.
La ansiedad: la gran protagonista de ‘Intensamente 2’
Cinco emociones llegan a la mente de Riley cuando entra en su pubertad: Ansiedad, Envidia, Vergüenza, Ennui y Nostalgia. Aunque todas ocupan un importante puesto, definitivamente es Ansiedad quien se roba el show en la película. Su personalidad calculadora y temerosa hace que Riley pase por varios malos momentos. El personaje, naranja y con un cabello alocado, logra captar de manera exacta lo que pasa en la mente de todos los que hemos llegado a sobrepensar y a crear centenares de escenarios que, es muy probable, estén lejos de ocurrir en la vida real, pero que nos atormentan como si fueran un destino certero e inevitable.
Riley, quien siente una fuerte pasión por el hockey, termina cambiando a su viejo grupo de amigas para encajar en uno nuevo. Cambia su personalidad y miente sobre sus verdaderos gustos para recibir la validación de Val, una nueva chica en la historia a quien Riley admira por sus habilidades en el deporte que ama.
Sus ganas de ser la mejor jugadora, y de estar cerca a Val, hacen que en su mente reinen las nuevas emociones, y que las anteriores salgan del centro de operaciones principal de su cabeza. Ansiedad, que lidera y maneja la consola de la mente de Riley en esta segunda parte de ‘Intensamente’, la invade de angustia y le causa insomnio al plantearle los mil escenarios que podrían ocurrir si toma una u otra decisión para cumplir con sus objetivos.
La crisis de Ansiedad y por qué es una de las escenas más impactantes de ‘Intensamente 2’
El trabajo de Ansiedad en la cabeza de Riley es tan intenso, que termina llevándola a tener lo que parece ser un ataque de pánico. En la mente de la Riley, gráficamente, se ve al personaje de Ansiedad completamente paralizado y rodeado de un fuerte remolino que no deja a ninguna otra emoción acercarse a la consola. Paralelo a eso, las piernas de Riley no dejan de moverse y las pulsaciones de su corazón se hacen cada vez más fuertes y rápidas.
Alegría, la única que logra entrar al huracán, le pide a Ansiedad que suelte a Riley, sin embargo, ella se encuentra completamente paralizada. Es tal su nivel de incapacidad para soltar a Riley, que en sus ojos se asoman un par de lágrimas. La escena es dramática y dolorosa si sabes cómo se siente que la ansiedad invada tu cabeza y cuerpo. Si sabes la angustia e incertidumbre que te genera pensar en el futuro y sentir que serás incapaz de asumir los retos que se te presenten. Si has pasado noches sin dormir, llorando, con el corazón pesado, por creer que simplemente no eres suficiente.
“Tal vez, al crecer, sentimos menos felicidad”
Como suele pasar, Pixar volvió a llevar a los espectadores de una de sus películas a través de una montaña rusa de emociones. Fue una frase en particular la que sacó varias lágrimas y puso a reflexionar acerca de lo complejo que es convertirse en adulto. Alegría, frustrada por no poder ayudar a Riley, suelta una de las oraciones más difíciles de digerir de toda la cinta. Al ser Ansiedad quien comanda la cabeza de Riley, Alegría se siente incapaz de volver a hacerla feliz. “Tal vez, al crecer, sentimos menos felicidad”, dice derrotada, mientras piensa que perdió el control de la mente de Riley.
Es cruda, sí, pero tiene un alto nivel de razón. No es que dejemos de ser felices al crecer, pero sí comenzamos a preocuparnos por mil cosas que no nos importaban en nuestra niñez, de mil cosas de las que ni éramos conscientes. Pagar facturas, encontrarle un propósito a nuestra existencia en el mundo, lidiar con situaciones fuera de nuestro poder, relaciones interpersonales, trabajos, entre otras cosas.
Abrazar todas tus emociones: la gran lección de ‘Intensamente 2’
Si en algo son expertos quienes han estado detrás de ambas partes de ‘Intensamente’ es en dar enseñanzas acerca de salud mental. Mientras que en la primera muestran como la tristeza es necesaria y válida, en la segunda reflejan que la ansiedad tampoco es un sentimiento del todo negativo. Ansiedad, el personaje, no quería hacerle daño a Riley, quería protegerla. Aunque sus métodos no fueron los mejores, su único fin era lograr que Riley estuviera bien. Ese sentimiento genuino es el que comparten todas las emociones en la cabeza de la niña.
‘Intensamente 2’ sugiere que la ansiedad, al igual que todas las emociones, está compuesta de miles de matices. Que si bien puede llegar a ponernos en situaciones mentales complicadas, en cierta medida nos ayuda a planear, si se sabe gestionar, nuestras acciones presentes, aquellas que nos darán resultados en el futuro.
Abrazar a todas las emociones, aceptarlas, entenderlas, gestionarlas, ser consciente de ellas, lleva a que tengamos una mente sana, o al menos, a tratar de comprender que somos seres complejos que necesitan, constantemente, exteriorizar lo que sienten para poder hacerle frente. Riley, al final, logra calmarse, al sentir en su cara el calor del rayito de sol que entra a la cancha de hockey en donde tuvo su ataque de pánico. Vuelve a la realidad al tocar la madera de la banquita en la que estaba sentada. Respira. Vuelve en sí. Vuelve al presente, a lo único que realmente existe.
Esto sucede solo cuando, en su cabeza, las emociones logran un acuerdo entre ellas y comprenden que pueden trabajar en equipo para lograr una estabilidad. Ansiedad sigue ahí, claro, en la mente de Riley, pero sentada en una silla masajeadora y tomando un té. Sigue dando órdenes, por supuesto, pero dejándose aconsejar por las demás emociones. Ya no reina, pero sí acompaña.
No desaparece, probablemente nunca lo haga, pero está ahí para recordarnos que a veces solo necesitamos parar, tomarnos un respiro, ir por un café con amigos, bailar, estar presentes, y construir, paso a paso, un futuro bonito en medio de las mil circunstancias que nos rodean, pues al final, eso es lo único que quiere ella.